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[About Other Journals]2021-12-30
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Palabras clave:
tratamiento, surfactante, displasia broncopulmonar, anomalias vasculares, cambio climáticoKeywords:
treatment, surfactant, bronchopulmonar displasia, vascular anomalies, climate changeResumen
Fuente: JAMA (The Journal of the American Medical Association)
Efecto de la terapia con surfactante mínimamente invasivo frente al tratamiento simulado sobre la muerte o displasia broncopulmonar en lactantes prematuros con síndrome de dificultad respiratoria. El ensayo clínico aleatorizado OPTIMIST-A.
Dargaville PA, Kamlin COF, Orsini F, et al. Effect of Minimally Invasive Surfactant Therapy vs Sham Treatment on Death or Bronchopulmonary Dysplasia in Preterm Infants With Respiratory Distress Syndrome: The OPTIMIST-A Randomized Clinical Trial. JAMA. Published online December 13, 2021. doi:10.1001/jama.2021.21892
Resumen
Importancia: Son inciertos los beneficios de la administración de surfactante a través de catéter (terapia con surfactante mínimamente invasivo [MIST]) en bebés prematuros con síndrome de dificultad respiratoria. Objetivo: Examinar el efecto de la aplicación selectiva de MIST a una fracción baja del umbral de oxígeno inspirado sobre la supervivencia sin displasia broncopulmonar (DBP). Diseño, escenario y participantes: Ensayo clínico aleatorizado que incluyó a 485 lactantes prematuros con una edad gestacional de 25 a 28 semanas que recibieron apoyo con presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) y requirieron una fracción de oxígeno inspirado de 0,30 o más dentro de las 6 horas posteriores al nacimiento. El ensayo se llevó a cabo en 33 unidades de cuidados intensivos neonatales de nivel terciario en todo el mundo, con cegamiento de los médicos y evaluadores de resultados. La inscripción tuvo lugar entre el 16 de diciembre de 2011 y el 26 de marzo de 2020; el seguimiento se completó el 2 de diciembre de 2020. Intervenciones: Los lactantes fueron asignados al azar al grupo MIST (n = 241) y recibieron surfactante exógeno (200 mg / kg de poractant alfa) a través de un catéter delgado o al grupo de control (n = 244) y recibieron un tratamiento simulado (control); posteriormente se continuó con la CPAP en ambos grupos a menos que se cumplieran los criterios de intubación especificados. Resultados principales y medidas: El resultado primario fue el compuesto de muerte o DBP fisiológico evaluado a las 36 semanas de edad posmenstrual. Los componentes del resultado primario (muerte antes de las 36 semanas de edad posmenstrual y DBP a las 36 semanas de edad posmenstrual) también se consideraron por separado. Resultados: Entre los 485 lactantes asignados al azar (mediana de edad gestacional, 27,3 semanas; 241 [49,7%] mujeres), todos completaron el seguimiento. La muerte o DBP se produjo en 105 lactantes (43,6%) en el grupo MIST y 121 (49,6%) en el grupo de control (diferencia de riesgo [DR], −6,3% [IC del 95%, −14,2% a 1,6%]; riesgo relativo [RR], 0,87 [IC del 95%, 0,74 a 1,03]; P = 0,10). La incidencia de muerte antes de las 36 semanas de edad posmenstrual no difirió significativamente entre los grupos (24 [10,0%] en MIST frente a 19 [7,8%] en el control; DR, 2,1% [IC del 95%, −3,6% a 7,8%]; RR , 1,27 [IC del 95%, 0,63 a 2,57]; P = 0,51), pero la incidencia de DBP en las supervivientes hasta las 36 semanas de edad posmenstrual fue menor en el grupo de MIST (81/217 [37,3%] frente a 102/225 [45,3 %] en el grupo de control; DR, −7,8% [IC del 95%, −14,9% a −0,7%]; RR, 0,83 [IC del 95%, 0,70 a 0,98]; P = 0,03). Se produjeron eventos adversos graves en el 10,3% de los lactantes en el grupo MIST y en el 11,1% en el grupo de control.
Conclusiones y Relevancia: Entre los recién nacidos prematuros con síndrome de dificultad respiratoria apoyados con CPAP, la terapia con surfactante mínimamente invasivo en comparación con el tratamiento simulado (control) no redujo significativamente la incidencia del resultado combinado de muerte o displasia broncopulmonar a las 36 semanas de edad posmenstrual. Sin embargo, dada la incertidumbre estadística reflejada en el IC del 95%, no se puede excluir un efecto clínicamente importante.
Fuente: Clinical and Experimental Pediatrics (CEP)
Actualización sobre hemangioma infantil
Hye Lim Jung, MD, PhD. Clinical and Experimental Pediatrics 2021;64(11):559-572. Published online: May 26, 2021. DOI: https://doi.org/10.3345/cep.2020.02061
Resumen
La Sociedad Internacional para el Estudio de Anomalías Vasculares clasifica las anomalías vasculares en tumores vasculares y malformaciones vasculares. Los tumores vasculares son neoplasias de células endoteliales, entre las cuales los hemangiomas infantiles (HI) son los más comunes y ocurren en el 5% al 10% de los lactantes. La expresión de la proteína transportadora de glucosa-1 en los HI difiere de la de otros tumores vasculares o malformaciones vasculares. Los HI no están presentes al nacer, pero por lo general se diagnostican entre la semana y el mes de edad, proliferan rápidamente entre el mes y los tres meses, en su mayoría proliferan por completo a los cinco meses y luego involucionan lentamente al tejido adiposo o fibroso. Aproximadamente el 10% de los casos de HI requieren tratamiento temprano. La guía de práctica clínica de la Academia Estadounidense de Pediatría de 2019 para el manejo de HI recomienda que los médicos de atención primaria monitoreen con frecuencia a los bebés con HI, eduquen a los padres sobre el curso clínico y deriven a los bebés con HI de alto riesgo a especialistas en HI, idealmente al mes de edad. Los HI de alto riesgo incluyen aquellos con complicaciones potencialmente mortales, deterioro funcional, ulceración, anomalías estructurales asociadas o desfiguración. En Corea, los HI suelen ser tratados por hematólogos-oncólogos pediátricos con la cooperación de cardiólogos, radiólogos, dermatólogos y cirujanos plásticos pediátricos. El propranolol oral, un antagonista beta-adrenérgico no selectivo, es el tratamiento de primera línea para los HI en una dosis de 2 a 3 mg/kg/día dividido en 2 dosis diarias mantenidas durante al menos 6 meses y con frecuencia hasta los 12 meses de edad. La solución tópica de maleato de timolol, un betabloqueante no selectivo tópico, se puede utilizar para los HI de tipo superficial pequeños en una dosis de 1 a 2 gotas de una solución oftálmica gelificante al 0,5% aplicada dos veces al día. La terapia o la cirugía con láser de colorante pulsátil es útil para el tratamiento de los cambios cutáneos residuales después de la involución del HI.
Fuente: Archivos Argentinos de Pediatría
Incidencia de morbilidad y factores asociados en una Unidad de Cuidados Intensivos de Pediatría.
Álvarez JP, Vázquez EN, Eulmesekian PG. Incidencia de morbilidad y factores asociados en una Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrica. Arch Argent Pediatr 2021;119(6):394-400. {
Resumen
Introducción. La escala de estado funcional (FSS, por su sigla en inglés) fue desarrollada para medir la morbilidad adquirida en los pacientes pediátricos. Objetivo. Estimar la incidencia de morbilidad adquirida en la unidad de cuidados intensivos pediátrica (UCIP), la presencia de factores asociados y describir el estado funcional tras el alta hospitalaria. Población y métodos. Cohorte prospectiva. Todas las admisiones en UCIP entre agosto de 2016 y julio de 2017. Se utilizó FSS para medir la morbilidad adquirida durante la hospitalización y hasta 1 año después del alta. Se realizó un análisis univariado para investigar los factores asociados con morbilidad. Resultados. Se incluyeron 842 pacientes. La incidencia de morbilidad en UCIP fue del 3,56 % (30/842) y persistió en el 0,7 % de toda la cohorte al alta hospitalaria (6/842). Antes del año, 3 de los 6 pacientes mejoraron la condición funcional. El análisis univariado mostró asociación entre la morbilidad adquirida en UCIP y el puntaje PIM2 (odds ratio [OR, por su sigla en inglés]: 1,04; intervalo de confianza del 95 % [IC95 %]: 1,01- 1,07; p = 0,007), la edad menor a 1 año (OR: 2,93; IC95 %: 1,36-6,15; p = 0,004), el uso de asistencia respiratoria mecánica (ARM) (OR: 7,83; IC95 %: 3,31-18,49; p = 0,0001) y de catéteres venosos centrales (CVC) (OR: 38,08; IC95 %: 5,16-280,95; p = 0,0001), y hospitalizaciones prolongadas (OR: 9,65; IC95 %: 4,33-21,49; p = 0,0001). Conclusiones. La incidencia de morbilidad fue del 3,56 % y se asoció con la edad menor a 1 año, la gravedad de los pacientes al momento de la admisión, el uso de ARM y CVC, y las hospitalizaciones prolongadas.
Fuente: Current Problems in Pediatric and Adolescent Health Care.
Una guía para pediatras sobre la atención primaria informada sobre el cambio climático
Philipsborn RP, Cowenhoven J, Bole A, et al. A pediatrician's guide to climate change-informed primary care. Current Problems in Pediatric and Adolescent Health Care. Volume 51, Issue 6, 2021, 101027, ISSN 1538-5442,https://doi.org/10.1016/j.cppeds.2021.101027.
Resumen
A pesar de la urgencia de la crisis climática y la creciente evidencia que vincula el cambio climático con los daños a la salud infantil, los pediatras no se involucran de manera rutinaria con el cambio climático durante la consulta. Cada visita de atención primaria ofrece oportunidades para detectar y apoyar a los niños agobiados por riesgos para la salud que son cada vez más intensos debido al cambio climático. La promoción rutinaria de comportamientos saludables también se alínea con algunas soluciones necesarias, y poderosas, a la crisis climática. Para algunos pacientes, incluídos los que practican atletismo, los que padecen asma y alergias, o los que tienen necesidades de atención médica complejas, la preparación para los riesgos ambientales y los desastres agravados por el cambio climático es un componente crítico de la prevención y el manejo de enfermedades. Para todos los pacientes, los temas de orientación preventiva, que ya son pilares de las mejores prácticas pediátricas, están estrechamente relacionados con la orientación necesaria para mantener a los niños seguros y promover la salud en el contexto de los riesgos agravados debido al cambio climático. Al considerar el cambio climático en la atención de rutina, los pediatras actualizarán la práctica para alinearse con la literatura basada en la evidencia y brindar un mejor servicio a los pacientes. Este artículo proporciona un marco para que los pediatras brinden atención primaria informada sobre el clima durante la estructura de las consultas pediátricas para niños sanos y otras consultas.
Abstract
Source: JAMA (The Journal of the American Medical Association)
Effect of minimally invasive surfactant therapy versus sham treatment on death or bronchopulmonary dysplasia in preterm infants with respiratory distress syndrome. The OPTIMIST-A randomized clinical trial.
Dargaville PA, Kamlin COF, Orsini F, et al. Effect of Minimally Invasive Surfactant Therapy vs Sham Treatment on Death or Bronchopulmonary Dysplasia in Preterm Infants With Respiratory Distress Syndrome: The OPTIMIST-A Randomized Clinical Trial. JAMA. Published online December 13, 2021. doi:10.1001/jama.2021.21892
Abstract
Importance: The benefits of catheter-based surfactant administration (minimally invasive surfactant therapy [MIST]) in premature infants with respiratory distress syndrome are uncertain. Purpose: To examine the effect of selective application of MIST to a low fraction of the inspired oxygen threshold on bronchopulmonary dysplasia (BPD)-free survival. Design, Setting, and Participants: Randomized clinical trial involving 485 preterm infants with a gestational age of 25 to 28 weeks who received continuous positive airway pressure (CPAP) support and required an inspired oxygen fraction of 0.30 or greater within 6 hours after birth. The trial was conducted in 33 tertiary-level neonatal intensive care units worldwide, with blinding of physicians and outcome assessors. Enrollment took place between December 16, 2011, and March 26, 2020; follow-up was completed on December 2, 2020. Interventions: Infants were randomized to the MIST group (n = 241) and received exogenous surfactant (200 mg/kg poractant alfa) via a thin catheter or to the control group (n = 244) and received sham (control) treatment; CPAP was subsequently continued in both groups unless specified intubation criteria were met. Main Outcomes and Measures: The primary outcome was the composite of death or physiologic BPD assessed at 36 weeks postmenstrual age. The components of the primary outcome (death before 36 weeks postmenstrual age and BPD at 36 weeks postmenstrual age) were also considered separately. Results: Among the 485 infants randomized (median gestational age, 27.3 weeks; 241 [49.7%] females), all completed follow-up. Death or BPD occurred in 105 infants (43.6%) in the MIST group and 121 (49.6%) in the control group (risk difference [RD], -6.3% [95% CI, -14.2% to 1.6%]; relative risk [RR], 0.87 [95% CI, 0.74 to 1.03]; P = 0.10). The incidence of death before 36 weeks postmenstrual age did not differ significantly between groups (24 [10.0%] in MIST vs. 19 [7.8%] in control; RD, 2.1% [95% CI, -3.6% to 7.8%]; RR , 1.27 [95% CI, 0.63 to 2.57]; P = 0.51), but the incidence of BPD in survivors up to 36 weeks postmenstrual age was lower in the MIST group (81/217 [37.3%] vs. 102/225 [45.3%] in the control group; RD, -7.8% [95% CI, -14.9% to -0.7%]; RR, 0.83 [95% CI, 0.70 to 0.98]; P = 0.03). Serious adverse events occurred in 10.3% of infants in the MIST group and 11.1% in the control group.
Conclusions and Relevance: Among preterm infants with respiratory distress syndrome supported with CPAP, minimally invasive surfactant therapy compared with sham (control) treatment did not significantly reduce the incidence of the combined outcome of death or bronchopulmonary dysplasia at 36 weeks postmenstrual age. However, given the statistical uncertainty reflected in the 95% CI, a clinically important effect cannot be excluded.
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The International Society for the Study of Vascular Anomalies classifies vascular anomalies into vascular tumors and vascular malformations. Vascular tumors are endothelial cell neoplasms, among which infantile hemangiomas (IH) are the most common and occur in 5% to 10% of infants. The expression of glucose transporter protein-1 in IHs differs from that of other vascular tumors or vascular malformations. IHs are not present at birth, but are usually diagnosed between one week and one month of age, proliferate rapidly between one and three months, mostly fully proliferate by five months, and then slowly involute into adipose or fibrous tissue. Approximately 10% of IH cases require early treatment. The 2019 American Academy of Pediatrics clinical practice guideline for the management of IH recommends that primary care physicians frequently monitor infants with IH, educate parents about the clinical course, and refer infants with high-risk IH to IH specialists, ideally at one month of age. High-risk IHs include those with life-threatening complications, functional impairment, ulceration, associated structural abnormalities, or disfigurement. In Korea, IHs are usually treated by pediatric hematologists-oncologists with the cooperation of pediatric cardiologists, radiologists, dermatologists, and plastic surgeons. Oral propranolol, a nonselective beta-adrenergic antagonist, is the first-line treatment for IHs at a dose of 2 to 3 mg/kg/day divided into 2 daily doses maintained for at least 6 months and often up to 12 months of age. Topical timolol maleate solution, a topical nonselective beta-blocker, can be used for small surface-type IHs at a dose of 1 to 2 drops of a 0.5% gelling ophthalmic solution applied twice daily. Pulsed dye laser therapy or surgery is useful for the treatment of residual skin changes after involution of IH.
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Source: Archivos Argentinos de Pediatría
Incidence of morbidity and associated factors in a Pediatric Intensive Care Unit.
Alvarez JP, Vazquez EN, Eulmesekian PG. Incidence of morbidity and associated factors in a Pediatric Intensive Care Unit. Arch Argent Pediatr 2021;119(6):394-400. {
Abstract
Introduction. The functional status scale (FSS) was developed to measure acquired morbidity in pediatric patients. Objective. To estimate the incidence of acquired morbidity in the pediatric intensive care unit (PICU), the presence of associated factors, and to describe functional status after hospital discharge. Population and methods. Prospective cohort. All PICU admissions between August 2016 and July 2017. FSS was used to measure morbidity acquired during hospitalization and up to 1 year after discharge. Univariate analysis was performed to investigate factors associated with morbidity. Results. A total of 842 patients were included. The incidence of PICU morbidity was 3.56% (30/842) and persisted in 0.7% of the entire cohort at hospital discharge (6/842). Before 1 year, 3 of the 6 patients had improved functional status. Univariate analysis showed association between PICU-acquired morbidity and PIM2 score (odds ratio [OR]: 1.04; 95 % confidence interval [95 % CI]: 1.01- 1.07; p = 0.007), age younger than 1 year (OR: 2.93; 95 % CI: 1.36-6.15; p = 0.004), use of mechanical ventilation (MRA) (OR: 7.83; 95%CI: 3.31-18.49; p = 0.0001) and central venous catheter (CVC) (OR: 38.08; 95%CI: 5.16-280.95; p = 0.0001), and prolonged hospitalizations (OR: 9.65; 95%CI: 4.33-21.49; p = 0.0001). Conclusions. The incidence of morbidity was 3.56 % and was associated with age less than 1 year, severity of patients at admission, use of MRA and CVC, and prolonged hospitalizations.
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Source: Current Problems in Pediatric and Adolescent Health Care.
A pediatrician's guide to climate change-informed primary care.
Philipsborn RP, Cowenhoven J, Bole A, et al. A pediatrician's guide to climate change-informed primary care. Current Problems in Pediatric and Adolescent Health Care. Volume 51, Issue 6, 2021, 101027, ISSN 1538-5442,https://doi.org/10.1016/j.cppeds.2021.101027.
Abstract
Despite the urgency of the climate crisis and mounting evidence linking climate change to child health harms, pediatricians do not routinely engage with climate change during consultation. Every primary care visit offers opportunities to detect and support children burdened by health risks that are increasingly intense due to climate change. Routine promotion of healthy behaviors also aligns with some necessary, and powerful, solutions to the climate crisis. For some patients, including those with athletics, those with asthma and allergies, or those with complex health care needs, preparing for environmental risks and disasters exacerbated by climate change is a critical component of disease prevention and management. For all patients, preventive guidance topics, already pillars of pediatric best practices, are closely related to the guidance needed to keep children safe and promote health in the context of compounded risks due to climate change. By considering climate change in routine care, pediatricians will update practice to align with evidence-based literature and better serve patients. This article provides a framework for pediatricians to provide climate-informed primary care during the structure of pediatric well-child and other consultations.
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